Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

martes, 15 de mayo de 2012

andar mirando



El cielo cabe en un barrilete, como los sueños habitan alguna esquina de nuestra mente. 
Una canción muere en mis labios pero veo millones en el espejo de la vida, porque la sonrisa se hamaca en una plazoleta de pueblo, donde los niños pintan buenos mensajes, con sus miradas inocentes y puras.
Alguien habla de la lluvia que nunca llegó, y de aquella que escapó tiempo atrás por un desagüe, hacia los brazos del padre río.
Hay otros colores en los campos, además de los sembrados, y más música en el aire que en un par de auriculares. Un violín se desangra en el ombligo de la multitud, mientras tanto nadie pone silencio ni amor en sus oídos.
El asfalto, la polución y los ruidos ambientales imponen su tiranía, pero está en el aire la gracia de la primera música de la mañana, después de los miedos que naufragaron en la madrugada.
Puedo decir que he tomado un trago de agua aún potable, y que tú, maravilloso sol, estás ahí apuntándome a la cabeza.
Todo me hace sentir inmenso pese a la pequeñez planetaria que somos.
El viejo arroyo, al que regreso una y otra vez, sigue allí con su puente de hierros marrones de tiempo. Con las transmutaciones de la naturaleza a su alrededor, sus piedras amasando el musgo que no puede arrastrar la débil corriente. Los viejos pilotes de madera, abandonados antaño, absorben la soledad del paraje, despertado afortunadamente, por el sonido de bicicletas rodando. 
Las nubes de cotorras parecen avioncitos verdes en picada libre en el espacio sobre mi. Unas mariposas obstinadas andan sembrando mieles cósmicas y racimos de alas. 
                                                                                                               (José López Romero)   

2 comentarios:

  1. José, describes un lugar conocido, el de mi niñez.
    Gracias.

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  2. José Luis: Es muy buena costumbre andar mirando. Así la vida nos regala estampas como esta. Un saludo.

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