Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

jueves, 24 de enero de 2008

silencio

Hoy dejé que el día diga lo suyo aunque siempre sea así y no pueda torcer los acontecimientos . Por ahí andan las cosas y yo sin buscarlas, sé que ellas vendrán indefectiblemente.
Me acurruqué en mis pensamientos y los dejé fluir de compuertas bien abiertas, para que desplieguen sus buenos o pésimos colores. No soy capaz de precipitar nada, no quiero hacerlo y es como decir no lo necesito.
Entonces distante vi el rostro del silencio pasear su languidez, atravesar mis cristales y andar sobre mis muros, inventar sus escondrijos, descansar un rato y luego salir otra vez a encontrarme. Yo lo he visto y quien quiera puede hacerlo, su reloj es infinito y no marca el tiempo de nadie. Recopila nombres, retoca las risas a su paso, con un pincel de hielo.
El silencio tiene aliados y en ocasiones es reflejo de la muerte, sinónimo de amores heridos o de caminantes extenuados bajo el sol. Aflora desde la vergüenza y de los versos que lucen desteñidos.
El silencio suele pasear desencantado en tus ojos tristes, o en los míos, en la sociedad ficticia de la lengua, es el pecho que palpita como un río melancólico extrañamente dormido. Es el inmigrante que no olvida y tiende un puente imaginario batiendo su blanco pañuelo en clave de adiós.
El silencio está conmigo ahora, somos uno frente a frente, nos miramos en ayer y sin decir “agua va”, preguntamos por la palabra que no aparece.
No tenemos conclusiones que valgan y resignado vuelvo a mí. Percibo que su sortilegio aleja la sed, que me va entregando mansamente mi propiedad suspendida que ya extrañaba. Se retira mansamente, como si le pesara abandonar sus poseciones.
Afuera sigue la calle, el alud de sentidos sujetos a ruidos y sueños que amasamos en el libro común que no tiene en cuenta tus virtudes o mis deberes.
El sol mete sus dedos por la persiana reflejando mi amado verde y mis queridos pájaros que nunca faltan a la cita. El silencio comienza a desaparecer, es apenas un filamento imperceptible, lujosamente plateado, como el rastro de los caracoles diminutos que atraviesan mi vieja ruta solitaria. (JLR)
Fotografía de Pablo César López (los heliotropos)

3 comentarios:

  1. Siempre hay días en los que el silencio nos habita, lo bueno es poder escribir sobre él como tú lo has hecho...

    ResponderEliminar
  2. Sr. Lopez,Su manera de relatar las vidas de otras personas me parecen realmente maravillosas.Son concisas, pero sin faltarle nada de lo mas importante. Conozco a Migdalia por internet desde hace ya bastantes años, la quiero, y la admiro. Y ha sido un placer leer todo lo que de ella cuenta.
    Tambien ha sido muy interesante para mi, conocer sus escritos.
    Un saludo muy afectuoso. Lola calzada

    ResponderEliminar
  3. Es tan escaso el silencio en estos tiempos, todos huyen de él.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...