Mi río no tiene sirenas,
ni dioses profundos que desaten tormentas o salven naufragios.
No existe un pueblo en sus orillas, ni al borde de ningún barranco.
Tiene moradores dispersos, de modos ásperos y boina en la cabeza, de brasero a leña y ollas negras, anzuelos sin ansiedad y canoas lentas.
No hay mallas tendidas al sol ni tejedores reparando sus hilos,
mi río no tiene olas rompiendo en su ribera,
solo peces magros escapando a la degradación antes de su muerte,
sus soles se recuestan al oeste.
Cualquiera sea el rumbo su cauce apenas va, solo a veces cantando, sin faros ni duendes,
con su procesión de árboles sin raíces, como arrastrando almas que han calmado sus penas.
Descienden con algo de verde encima,
mientras la niebla fina de alguna madrugada eleva un salmo,
para que no sea horroroso y gris, viajar hacia la última morada.
El sendero de Hugo ha desaparecido por la ausencia de sus alpargatas negras, sus huellas se confundieron entre yuyal y barro a la vera del puente viejo.
ni dioses profundos que desaten tormentas o salven naufragios.
No existe un pueblo en sus orillas, ni al borde de ningún barranco.
Tiene moradores dispersos, de modos ásperos y boina en la cabeza, de brasero a leña y ollas negras, anzuelos sin ansiedad y canoas lentas.
No hay mallas tendidas al sol ni tejedores reparando sus hilos,
mi río no tiene olas rompiendo en su ribera,
solo peces magros escapando a la degradación antes de su muerte,
sus soles se recuestan al oeste.
Cualquiera sea el rumbo su cauce apenas va, solo a veces cantando, sin faros ni duendes,
con su procesión de árboles sin raíces, como arrastrando almas que han calmado sus penas.
Descienden con algo de verde encima,
mientras la niebla fina de alguna madrugada eleva un salmo,
para que no sea horroroso y gris, viajar hacia la última morada.
El sendero de Hugo ha desaparecido por la ausencia de sus alpargatas negras, sus huellas se confundieron entre yuyal y barro a la vera del puente viejo.
Alguien dijo ver su rancho arrimarse al río herido de soledad, y de allí, alzarse cual una plegaria al cielo, enredado en el humo espeso de su último fuego. (JLR)
Dedicado a los pescadores de mi pueblo que ya no están, Quico, Hugo, “Tripa”, "Moncholo" y pocos más.
Entré por el título, me pareció muy fresco. Y el relato tiene aromas de amanecer en un pueblo, a litoral.
ResponderEliminarMe gusto mucho, te sigo leyendo.
Adria.-
- Los duendes siempre están, en tu pueblo, en tu rio, son duendes con alma de pescadores. HERMOSOS DUENDES DE FOGÓN JUNTO AL RIO!!!. Un abrazo grande, amigo de Esperanza. Ade
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar"Un río herido de soledad..." Es una imagen algo triste, pero reflejada muy bien por tus palabras poéticas. Un abrazo
ResponderEliminarHola José
ResponderEliminarNo sé si es que tengo algún problema al dejar mis comentarios. Pero creo que te he dejado uno está mañana y otro, en otra entrada, la semana anterior...
Cuando pongo las letras de verificación me sale correcto...
Algo estaré haciendo mal????
Un saludo
M. José
Hola de nuevo
ResponderEliminarTu río es impermanente, como todo en esta vida.
Tiene moradores dispersos y árboles sin raíces...
Hermosa dedicatoria.
Un saludo
Por lo visto si he estado haciendo algo mal cuando ayer deje mi comentario, lo siento mucho.
Espero que este te llegue correctamente.
En el de la semana anterior, te decia que si quieres tener algo de música de Taizé, te la puedo enviar por mail. Ya me dices algo, mi cuenta de correo para los amigos blogueros la tengo en mi blog.
M.José
M.José
Hola, hoy llega Julia del Perù, a tu blog; encantada de leer estos versos con olor a duende y pesca. Besos, Julia
ResponderEliminarhttp://vienenpajaritasdepapel.blogspot.com
http://eltuturutudejulie.blogspot.com
http://Juliesusfotosysescritos.blogspot.com
hoy te siento más duende que nunca
ResponderEliminarTú haces que se prolongue la presencia
de tus ausente...
Vaya que si no eres duende!
♥♥♥besos♥♥♥
Claro que si, mi querido amigo, será un gusto recibir tu obra en Voces de Hoy.
ResponderEliminarTe invito también a que visites mi blog personal de videos/poemas en:
http://pedropabloperezsan.blogspot.com/
Un abrazo
Como siempre es un placer tenerte en mi sala y hoy asomàndote a mi corazòn; corazòn urbano.
ResponderEliminarCreo que los seres humanos, entrelazan la paz cuando comparten sentimientos y emociones.
Ese vacìo que sientes desde otra instancia, es parte del que me embarga, por ello he de comprender, esas circunstancias en nuestras vidas, cuando crecemos y nos vamos quedando solos, sin presente, sin pasado y con un futuro incierto.
Pero... bueno, al final Dios entre nosotros.
Gracais hermano.
Tu poesia tambièn me gusta. Toda poesìa marina como le llamo, me encanta, felicidades.
No dejarè de visitarte.
Pronto te invitarè a mi balcòn, llenos de campanillas amarillas, donde siempre es recibido el amigo de oriente y occidente, del norte o del sur.
Abrazos
Dina Luz
Me pasó como a M.José, te dejé comentario el otro día pero no aparece, así que espero no tener problemas con éste.
ResponderEliminarEs un poco triste ver cómo desaparecen las personas y sus huellas en el camino, y describes muy bien las sensaciones de ausencia. Un abrazo
Sin sirenas, ni dioses evidentes, algún gualiche tiene tu río que quienes beben desde que nacen de sus aguas se alimentan de la magia de la creatividad. Y nos regalan músicos, escritores, dibujantes, artistas, genios...
ResponderEliminarTu río, seguro que lleva peces vestidos de nostalgia, transparentes como la lluvia...
ResponderEliminarUn abrazo desde mi otra orilla
M.José
Hermoso escrito
ResponderEliminary reflejo deun gran escritor
Te espero siempre
Al otro lado del deseo
José! Cómo me había perdido este río. Ahora lo leí tantas veces que ya sale sólo. Me pareció tan bueno, los significados se iban desllizando por mi sin saber a dónde iban hasta que llegué al final. Y fue entoces cuándo lo leí varias veces, como plegaria por esos seres que nombras allí. Me sumo a ese gente que ha pasado por el pueblo y que todavía están. Un abrazo a tu mujer y a vos. Merci
ResponderEliminarMe gustó mucho...
ResponderEliminarQuizás porque muchas veces he mirado sus aguas turbias que ocultan la vida que la corriente lleva.
Río temerario y traicionero que agazapado espera para arrastrar todos los años a algún lugareño desprevenido hacia el oscuro lodo de su lecho.
¿Qué pasó con Moncholo?
No lo se... he quedado intrigada...
Hola José, gracias por este regalo.
ResponderEliminarMe gusta como levas la trama y lo que dices.
Un gran abrazo.
un río y un alma, los pescadores y los pescados, todos intentando sobrevivir.. me encantó el río, que se limita a observar..
ResponderEliminarsuerte joséee gracias x pasar
Sus palabras bailan en mi boca cuando las nombro...
ResponderEliminarHermoso.
Un abrazo!
Su río no tiene nada de eso, ¡seguro! pero si tiene otras cosas, tiene paz…silencios…añoranzas…infiernos….sentimientos.
ResponderEliminarOjala todos tuviéramos un río así en nuestra propia sangre.
Saludos.
estoy por acá, leyéndolo.
ResponderEliminarqué buenas coincidencias
nos depara el azar.
=)
Y tiene al hombre-fortaleza que busca el pez y entabla ese diálogo secreto con el agua. Pescador de mil historias este homenaje duele y duele y se alza el dolor para tomar vuelo en agradecimiento a aquellos que andan sus caminos en la memoria.
ResponderEliminarbesos
Elisabet
por lo sentido, por lo triste, por lo ausente, un sentido homenaje que nuestra sensibilidad comparte, saludos
ResponderEliminarel comentario anterior es de casandra. perdón por el error.
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