Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

miércoles, 25 de abril de 2007

Hago mía la afinidad de muchos pensamientos, para iniciar una idea simple. Nada es nuevo en este valle, solo intento derivar lo que llevo dentro, hacia aquellos que consideren suyas estas similitudes. No soy erudito de nada, la vida es un continuo aprendizaje y adeudo muchas materias. Las calles están saturadas con lo que se quiera encontrar, en las ciudades grandes y en los pueblos chicos. Son pocas las cosas que se salvan en este concierto que no es de música, sino de calamidades. Viéndolo con optimismo se puede decir que esto es lo que, el trasfondo de nuestra mente quiere subjetivamente, motivada por el entorno que sin lugar a dudas atrapa, y deja poco espacio para zafar. Muchos afirman que vamos por el camino correcto, para otros la mentalidad debe transformarse. El planeta ha cambiado, se escucha o fue escrito, y debemos acomodarnos a otra forma de vivir, porque no se puede plantear la humanidad en su amplio sentido, en el estado conmovedor que se encuentra el mundo. La tierra está cansada, exhausta, sedienta, seriamente afectada por la contaminación, el ruido y el hacinamiento en que se debaten los centros urbanos, y no es exagerada la observación. Obviamente hablamos de las clases sociales bajas, de la mitad de la escala hacia lo subterráneo, en donde se "mastican" las reformas sociales, para decirlo suavemente. Nuestra tarea, he leído, es cambiar los conglomerados urbanos devenidos en cárceles, en sitios respirables, capaces de contener la desesperada y urgente necesidad que nos acucia. Nadie esquiva las imágenes lacerantes de una televisión que usamos como ventana poco discreta. En la comodidad de casa los tumultos y sus gritos, el horror y la sangre, el rostro de la pobreza y la miseria, no llegan aún. Pero solemos verlo imperturbables, apenas "cosquilleados", molestos de mentira, como decíamos cuando niños. / José López Romero

1 comentario:

  1. Profunda observación, la comparto plenamente. Estoy recorriendo tu sitio, seguramente me detendré en varias paradas. Busco a Charly.
    Un abrazo, Jorge

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