La Gracia destrona los capitales del miedo. Los vuelve hielo, alquitrán, o simplemente basura. La Gracia me concede un nuevo día y el aliento que huyó de mí, me susurra al oído y pone entre mis dedos un lápiz y unas hojas conque apunto lo que pasa a mi lado, la gente que me sigue esperando, la luz que no recobro plenamente.
Por ella al fin, los símbolos comparecen ante los incrédulos que otra vez observan, sin atinar a nada. Entre ellos empujo hacia adelante, tropiezo y caigo de rodillas. Llevo mi carga sobre los hombros, pero bañado en lágrimas y dolor ratificaré la desidia de los pasos siguientes.
Sin la Gracia, el embaucador legitima su prestigio de plástico, su mentira de barro, y todo comienza otra vez. Me sumo a la comparsa de la estupidéz y bailo la danza del revés, es menos esfuerzo y parece una orgía vital. En la ronda hay jóvenes y viejos, todos vestidos con el mismo color parecemos satisfechos de semejante indiferencia.
Y las carcajadas tragan el llanto, vibran sin coraje, somos tantos amontonados que resbalamos en nuestra propia cobardía. Mis plegarias siguen pendientes, las que un hombre necesita expresar, las que dicen que nada es lógico sin pronunciarlas.
No existe odio ni trampas que las destruyan, no me escondo, yo también esgrimo el martillo que intenta aplastarlas.
El universo tiene su obra escrita y las esferas del tiempo se deslizan sin prisa hacia el oráculo. Nuestros ojos no las perciben, aunque ellas pasan constantemente, y sus pasajeros vamos subiendo en las esquinas del mundo. Los abonos no cancelan jamás y la escalinata de su puerta siempre tendrá acceso libre. (JLR)
Por ella al fin, los símbolos comparecen ante los incrédulos que otra vez observan, sin atinar a nada. Entre ellos empujo hacia adelante, tropiezo y caigo de rodillas. Llevo mi carga sobre los hombros, pero bañado en lágrimas y dolor ratificaré la desidia de los pasos siguientes.
Sin la Gracia, el embaucador legitima su prestigio de plástico, su mentira de barro, y todo comienza otra vez. Me sumo a la comparsa de la estupidéz y bailo la danza del revés, es menos esfuerzo y parece una orgía vital. En la ronda hay jóvenes y viejos, todos vestidos con el mismo color parecemos satisfechos de semejante indiferencia.
Y las carcajadas tragan el llanto, vibran sin coraje, somos tantos amontonados que resbalamos en nuestra propia cobardía. Mis plegarias siguen pendientes, las que un hombre necesita expresar, las que dicen que nada es lógico sin pronunciarlas.
No existe odio ni trampas que las destruyan, no me escondo, yo también esgrimo el martillo que intenta aplastarlas.
El universo tiene su obra escrita y las esferas del tiempo se deslizan sin prisa hacia el oráculo. Nuestros ojos no las perciben, aunque ellas pasan constantemente, y sus pasajeros vamos subiendo en las esquinas del mundo. Los abonos no cancelan jamás y la escalinata de su puerta siempre tendrá acceso libre. (JLR)
José: He leído con agrado tus publicaciones, como no soy alguien
ResponderEliminarcompetente para realizar un juicio de valor a tus escritos, solo te pido
que continues así nosotros podemos disfrutar de tus cosas. Al Turco no lo
he visto para comentarle tus deseos de tener una comunicación, pero
prometo trabajo mediante, hacerme un tiempo para pasarle tu inquietud.
José te adjunto un archivo con mis pensamientos reflejados en el papel.
Cuando ande por Esperanza nos vemos. Abrazo grande de un cara negra a
otro.Eduardo
Este comentario me llega de un amigo entrañable y me ha llevado a felices momentos vividos unos años atrás, quizás muchos, tal vez no tantos, pero con esa distancia temporal que le da otro sabor a las cosas, principalmente cuando tienen que ver con los afectos más íntimos.
ResponderEliminar