Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

lunes, 24 de diciembre de 2007

la última lluvia

Escribo sin acomodar mis locuras, no quiero hacer trampas por eso de la cosas en regla. No me lo han pedido, tampoco yo lo hice, es facil me digo, amontonar un par de sueños y arrojarlos al través de la mañana, como si estuviera sobre la cubierta superior de un barco. Serían entonces un fracazo sin dueño cayendo a barlovento, hasta perderse de la superficie para llenarse de aguas vivas.

"Mi garganta apretó un trago indecente de cerveza, entre todo me di bofetadas, me traicioné insistentemente, sin lógica y con música de fondo escribí, escribí como para el tiempo final. Lo peor fue creer que toda mi verdad o mi estiércol sirviera para alguien, a nadie podría sorprender para satisfacer una vanidad delirante de argumentos pésimos. Decía que nadie puede detener el mundo y es una verdad a medias pues andan líderes fríos, ambiciosos y descarnados con disponibilidad de botones rojos, parlamentos indecisos y ojivas activadas que no queremos reconocer entre tanta esquizofrenia.

Las palabras bonitas rebotaron de mí a carcajadas por ausencia de talento y argumento o para abandonarlas a la calle como hijas de nadie, alguien lo dijo, creo que fue así. Podré encontrarme sin esta posibilidad que me angustia, me pregunté contando los segundos del reloj que tengo en las venas. El paisaje grande que poseemos es una duda transparente y no quiero volcar prejuicios ni cortar las telarañas que me enredan las piernas y los flecos de mi cerebro. La almohada está tibia y borrar toda evidencia es arrastrarme a la salida que desemboca en un extremo de sábanas, no sé si alguien viene conmigo, pero he de correr con ellos. Están volcando los mares y las luces de la mañana y veo otro desembarco en Normandía, otro Graff Spee hundiéndose frente a Montevideo, un grumete marinero escondido en la ribera de Martín García y ese doctor Guevara en bicicleta llegando nuevamente a La Habana.


Quisiera remover la indignidad de las tumbas y seguir si me da la gana. Cielos e infiernos están abiertos y cada uno pinta su propia belleza, me desespero y tecleo una frase "supertonta", todo viene por este andarivel y hay boletos gratis hasta la intestina terminal, es la última lluvia también, quién podría inventar otro destino más allá. Me veo caer y sé que no es el alcohol, ni la vida, ni tú, enemigo. La invasión me fui atribuída y estoy perdido, mi cabeza recibió el mensaje de un corazón sangrante que me pidió estirar la lengua. Ya estuve antes aquí y volveré a experimentarlo. Disiento que la locura no es saludable, si ella cura, hiere y ama, te pone lejos y tan alto que parece allá abajo, un valle de mendigos. Te hace amigos de lo que otros ocultan y temen, de lo que dicen no es bello mientras pintan sus labios con un tubo fluorescente y se tatúan con un carbón encendido, ja!. Échate a dormir sobre mis huesos, no soy dueño de ellos, dispone y camina por el Sahara de mi espalda que no sentiré los dedos de tus pasos. Después, juntos saciaremos la sed en los lagos congelados del sur".
(JLR)



1 comentario:

  1. siempre resulta vertiginoso perderme en tu catartica escritura tan llena de sentidos, donde tambien soy... abrazo grande y ya te ando extrañando...

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...