Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

sábado, 5 de enero de 2008

La tierra es breve (Andar de su mano)

Vinicius nunca pasa de mí con su alma sedienta de los últimos días, de sus manos y su lengua dibujando el aire con divinidades profanas, aunque ofuscara a María.
Sus amores no liberados andan por las calles angostas de Ipanema. Las mismas que se esconden a la hora de los turistas, salpicadas de geranios y un bálsamo de tabaquinho que vuela en su memoria viva. Lo saben Carlos y Toquinho, son el brillo de sus notas. Es el corazón sin tiempo de Joäo, el refugio de Caetano o María Bethania, sucede en cualquier armonía de cuerdas de una esquina anónima y desventurada de una favela en Río. Sus cabellos blancos del lecho definitivo homenajean sus cienes. Sus párpados fatigados posan la mirada en el filo de una madrugada que consume atrozmente ese camino de agujas que ya no para.
Obcecado aún busca su sitio entre los muertos, lo adelantó en sus poemas más oscuros. Al conjuro de sus palabras muestra todavía cuan hermosas armas poseyó, intentando espantar a la dama negra que lo requería para luego darle el sí. Sabía que el instante pasó, que otra carne nueva vendría al mundo como cada vez que alguien se ayunta a la parca.
Tinieblas de sueños lo siguen despertando para que camine sobre el mar con su figura mítica visiblemente extenuada, perfumada por el gin inseparable.
Igual que entonces arremeterá como las eternas olas irrumpen las playas alertando el silencio y las caracolas y los pasos perdidos en la arena. El poeta se ha transformado en infinito.
Me confundo con su sentido trágico emocionado y delirante, gozoso y sin cuentas para nadie, acaso sí, con el Dios “da cruz”. Su aventura de poeta blanco loco palpó el culo de la luna y conservó su herida cruda, va por una calle de cristal recibiendo reflejos y ecos del Pan de Azúcar, o del Cristo de la montaña que mira el bajo Copacabana.
Vinicius abandonándose en cantos y plumas, Vinicius pintando a la noche otro orden mental en su clausura.
Fuera de todo, en un perfecto rumor de lago, veo la nube blanca de este cielo levemente triste de hoy. Las luces de la ciudad ya vienen sonrientes a enredar mis pestañas.
Quise jugar con ellas, el ángel del amor me bendecía y pude arrebatarle un beso. (JLR)

2 comentarios:

  1. Amigo!!! que hermoso recorrido por las arenas de Río y el alma de tan enorme poeta... allí andará, inspirando párrafos tan bellos como el que nos acabas de regalar... que suerte que un poquitito de su magia, haya llegado hasta vos!!!
    Un beso enorme y otro enorme BUEN AÑO!!!

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  2. Quedé realmente impresionada con la forma ecléctica y vital de abordar los temas. Es así, creo, como se forja un estilo. El tuyo tiene esa mezcla linda de melancolía juvenil con enojo, con cierto desengaño, con rebeldía. Me gusta Tus textos tienen temperamento, te salen francos, sinceros, frescos… porque circulan antes por tus venas, sanguíneamente, (si es que se puede decir así), como sabiendo que les espera un destino vital, de documento diría, para confirmar un sentir espontáneo. Se nota que estás muy estimulado:los “regalos” que dejás en la web son muchos, y despuntás el vicio con bríos, Jose. Y eso que para el diario luchás con las palabras todos los días. Isa

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