Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

sábado, 20 de septiembre de 2008

contar es como pintar

La taza de café aún humeaba cuando me fui a la cama por un poco más de sueño. Atendí el teléfono y soporté la voz impersonal de una comunicadora aburrida pero amable, colgué, pasé por el baño, antes había mirado la foto turista de Juan de California junto al busto de Ana en Ámsterdam y luego la cortina verde con su vuelo de cuadros me envolvió mientras reclinaba mi cabeza sobre la almohada. Dormí un par de horas destiñendo el concepto despabilador de la cafeína que jamás podrá contra el cansancio de 40km sobre dos ruedas. Lucas me dijo por la ventana que llovía y anulamos la visita a Miguel. Eran las cinco de la tarde. Las nubes bendecían muy tenuemente nuestro territorio desprotegido por varios meses de bondades meteorológicas. A las seis eché llaves a la puerta y abrí el paraguas para salir. Caminé sin apuro bebiéndome el barrio, saludando a cada vecino con afecto y agradecido íntimamente por la fortuna de encontrarlos allí en sus sitios queridos. ¿Seguirá lloviendo? fue la pregunta que escuché y dije varias veces hasta llegar al negocio de fotografías donde la rubia princesa Carolina conversaba con el hijo fotógrafo del viejo médico que ya no pinta por el temblor de sus manos y que ahora solamente lee. Con la sonrisa halagada de mi jovencita amiga satisfecha por el título de nobleza que le cargué por su simpática belleza, cambiando un plan que no tenía seguí camino hasta lo de Miguel. Doblé en la esquina de su domicilio y antes de llamar a la puerta lo vi por la ventana detrás de sus anteojos observando minuciosamente una pieza mecánica como si fuera un cirujano a punto de operar. Charlamos brevemente y otra vez en la calle me fascinó la lluvia lavando el asfalto del caucho oscuro de los neumáticos, mi amigo lo explicó cuando yo creí que pintaba como agua de cloacas. Los remises de la estación salían presurosos por la continuidad de viajes. Yo mientras tanto caminaba sin apuro y dejé se me pegara una melodía de las que me salen al silbar improvisando, soplidos de Dios llamo a esta afición, siguiendo, le adosé unas palabras que repitiendo casi sin cesar recordé perfectamente al llegar a casa. En el centro los campanarios de la iglesia católica parecían pinchar las nubes observadas por la torre protestante de enfrente, visiblemente con menor estatura. En el semáforo apagado de la ruta, a tres cuadras de mi hogar, Alberto el físico culturista me dijo con razón que este servicio sin funcionar era semejante a una situación criminal opinión que compartí. Trabajar en un diario trae estas cosas, que quien te conoce te da sugerencias y eventualmente broncas de todos los colores para que las transmitas, y encaja para un pueblo como el mío. Terminé el trayecto con la lluvia salpicando un poco más fuerte y ya debajo del alero mientras ponía la llave en la cerradura escuché el ladrido guardián de “tato” y “caty” mis perros a quienes brindo homenaje.
Respiré hondo antes de colgar el pilotín y el paraguas ambos rigurosamente negros. Sin otros actos reflejos como sería prender automáticamente el televisor o abrir la heladera y sin despojar mi cabeza de nada me senté a procesar lo sucedido en una fugaz caminata que ahora detallo no sé para quien. (José lópez Romero)

20 comentarios:

  1. Los momentos de lluvia son tan escasos en tu orilla y también en la mía que hay que aprovecharlos para dejarse invadir por los impulsos del corazón y dejarlos reflejados en un papel en blanco....
    Te preguntas que no sabes para quien detallas lo sucedio??
    Pues para que yo te lea y te deje un comentario diciendo que me ha gustado mucho tu experiencia de lluvia, vecinos, amigos, las iglesias y tus perros...hasta tu paraguas y el pilotín negro (que no sé lo que es), ¿te parece poco?
    Un abrazo de sábado por la tarde y feliz fin de semana...
    MJ

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  2. Hermano, amigo. Un escritor sensible, con alma de cronista escribe para sí, para los demás, para sus perros, para una foto, para la lluvia, para las canciones que se componen sin darnos cuenta, para el fisico culturista, para todos. Y créeme que cada uno de nosotros agradece el que saques de tu corazón estas vivencias de un paseo bajo la lluvia. Un fuerte abrazo desde Colombia

    Carlos Eduardo

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  3. Para mi,para mi

    que ávida vengo

    y ávida sigo,

    que te leo y

    en ti me quedo!

    Bellísima entrada

    que te agradezco.

    ♥♥♥besos♥♥♥

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  4. Los más hermosos escritos son los que se escriben para sí mismo, y que surgen del mismo centro neurálgico que es nuestro ser. Tú encima lo compartes y eso es algo que se agradece.
    ¿Te he dicho alguna vez que disfruto mucho leyendo tus relatos?
    Un abrazo.

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  5. - Cuantos cambios en el blog!!!,la caaminata y el relato ya encontraron su lugar. Un abrazo para mi amigo de Esperanza. Ade

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  6. un trayecto muy reparador, en el que nos enseñas distintos personajes de tu vida, a los que ya les he puesto rostro. Hasta a "tato" y "caty"... Me ha gustado. Abrazos

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  7. El título ya nos pone sobre un agradable aviso de lo que se viene. Ese paso a paso del detalle de cada cosa. La lluvia y su magia, los personajes,los perros, los lugares. Y ese luto que le das al colgar pilotin y paraguas rigurosamente ngros antes de volver a los actos reflejos o de rutina. Me pareció muy bueno José cómo antes de la rutina, sin despojar la cabeza, te ponés a escribirlo sin importar para quién. Todo eso es de una simbología excelente. Me encantó el texto. Un abrazo para vos, tu flia y para Esperanza. Mercedes Sáenz

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  8. .. buena "pincelada" José..
    .. saludos desde mis colinas solitarias..

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  9. Aqui también te arrastra la belleza.

    Voy a quedarme un ratito a pensar.

    Saludos!

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  10. y COMO AYUDAN LAS CAMINATAS, LE DIRIA TAN CATARTICAS COMO HACERLAS LETRA...
    SALUDOS,
    LA U.

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  11. hay varon, cuantas letras encantadoras como la lluvia vespertina, un cafe con leche caliente o los espirales de un cigarrillo que se deja fuamar...
    cuanto tiempo deseando que de mi mano paraplejica incapaz de escribir algo hermoso surjan semejantes letras... pero nada, solo consigo una multitud de letras que no dicen NADA

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  12. La lluvia, el paseo y las observaciones que haces con sensibilidad, nos dan un escrito simpático y con ganas de saber más, por parte del lector, abrazos, Julia

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  13. Algo habrá en los nombres, que sobre soy diga pertenezco.
    Renegué nombrar al gato que ahora se empeña con mis rodillas -let it be pour monsieur chat-. Eso es un gato, dicen al chico que sobre el techo oye pasos humanos.
    Decir que hay algo de devolución al entorno en tal actitud de renuncia.
    Lo mismo sucede cuando el rengo se llama elrengo y no Ricardo.
    Veces en las que nombrar es crear comunidad.
    Y te lo digo puntualmente por lo de Soplidos de dios. Reconozco que estoy lejos de considerar influjos divinos poniendo en marcha tu afición (esa que por momentos es tan mía como de otros tantos), pero encuentro un noble gesto de tu parte al obsequiarnos su nombre.
    Saludos.

    (soy franco)

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  14. El clima es una gran ironía, al igual que todo en la vida
    Saludos

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  15. Me encontré tantas veces en tus letras.
    Como si yo hubiese sido esa misma lluvia, ese café en el alma, ese humo de mañana.
    Qué bueno leerte. Que bueno tengas el corazón urbano. Para las letras, para mis letras.

    Saludos!
    Que tengas un gran día!

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  16. Un estupendo relato lanzado al viento, como quien pinta un gran cuadro o borda un hermoso mantel. Cada una de esas ofrendas será recogida con agrado por alguien a través de la mirada. Da lo mismo a quien le llegue, lo importante es haberla creado para el disfrute de aquellos que lo pueden alcanzar.
    Encantada de haber pasado por aqui. Espero volver.

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  17. un paseo agradable, como el mío por aquí

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  18. Para mí, escribes para mí también que vengo cuando puedo a ver esos sentidos lienzo que pintas y que siempre me dejan con ganas de más.

    Tengo algunos pendientes de mi ausencia que iré leyendo.

    Aquí también llueve, y la torre de la iglesia no pincha las nubes porque es roma, y lleva una boina, con un talante de pueblerina sin complejos.

    He seguido tus pasos bajo tu paraguas negro imaginando las fotos que haría. El brillo del asfalto, los ojos de carolina, las manos del médico que ahora sólo lee, los bíceps del culturista, los pies del pintor del lienzo, el paraguas y el pilotín colgados, ésta última en blanco y negro.

    Hasta estoy pensando en salir a dar un paseo, aunque aquí ya es de noche, y otoño…

    Besos, José.

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  19. José:
    La descripción de tu paseo ha sido para mí, como un corto, a la espera de visualizar rápido tu pilotín y el paraguas, y como pronto, pareciera que este próximo domingo en la capital habrá lluvia, ojalá se me contagiara la magia de tu escritura y pudiera yo , escribir algo tan bueno como lo que acabo de leer..
    Me encantó . Un abrazo, contador de historias.
    Sonia (que está un poco en la cueva)

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  20. Podría pasar días enteros pegada al monitor leyèndote, sorbiendo cada letra como líquido que nutre y despierta sensiblidades.

    Gracias por estar.

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