Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

lunes, 23 de mayo de 2011

el concierto de la vida

Cuando la mirada se transforma en humo, la distancia interior es el infinito. Por eso creo en la verde situación de las plantas que caen por mi tapial, cual si fueran lágrimas del sol que aparece por el Este, y me despierta diciéndome que algo va a cambiar. Y allí están las ropas tendidas mansamente en el cordel, bailando una danza suave, abrazadas a la brisa del norte, cuando el alba apenas pinta sus pelos de amanecer. Tras el cristal que trasluce la escalera, el patio y el canto de mis pequeños amigos alados, los pétalos rojos que no son rosas me miran. Somos comunes, no sé quien el mar y la sal, imagínalo, seis cuerdas sencillas sonando sin urgencias, sin ruidos extraños, como agua de brocal. El concierto de la vida comienza cada mañana, con el primer compás de una partitura con notas y silencios, pues para eso ha sido escrita. No hay errores en la idea de dios, y estamos frente a frente con todas las miradas, con todas las caricias y los sentimientos, a veces con el lamento de las palabras extraviadas en un cuarto sin ventanas. Si bien escribimos lo que vemos, de pronto las cavilaciones están fuera de la realidad, y desde nuestro refugio seguimos arrojando preguntas sin compromiso. Por eso no corregimos, no alteramos, no fingimos, solo pretendemos confiar en el ruido de nuestros secretos. No queremos incomodar a nadie, somos corazones urbanos con semillas del alma y leemos los encierres de la mente con la libertad que disiente, pero que no ata ni oculta. Aquí lloverá la ilusión del día, el brillo y el dolor de una noche de sembrar sueños, nuestra idiotez y alguna esperanza que debemos desempolvar, arrinconada entre promesas vanas y deseos que no queremos encontrar marchitos. Por José López Romero

3 comentarios:

  1. Que bonito!!
    Sí, desempolvemos las esperanzas pues sin ellas no podríamos vivir y así nuestra mirada no se convertirá en humo ni la distancia interior será el infinito.
    Cariños…..

    P:D: me alegro de que hayas vuelto.

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  2. Qué variedad de "nada", de desapego, de mar en calma, de fluir sin racaudo. Sencillo y diáfano. Gracias por compartir. Saludos, desde Panamá.

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  3. José veo que tienes muchos blogs, a cual más bonito, te felicito.

    Saludos.

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