Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

lunes, 3 de septiembre de 2012

el relámpago y mi ventana


Las páginas jugaron su partida de misterio y dudas. Me ha sucedido cada vez en la misma situación, y nada estaba hoy declarado a mi favor y tampoco esperaba el regalo de un duende benefactor que me descerrajara una idea, como si fuese un tiro al corazón. 
Cada cosa respetaba su sitio, también los gerundios y mis defectos ocultos, pese a todo la ocasión ofrecía su piel, su boleto y su beso furtivo.
Supe que la música brotaría desde algún rincón, esa sensación suele invadirme, lo haría con la suavidad o el vigor de mi bolígrafo en sus horas agraciadas y de luz, como se escurre el agua entre las plantas de un jardín desamparado de lluvia. 
Un final de invierno impredecible y  caprichoso declaró compatible mi escritura cuando la tormenta irrumpió por la ventana con un relámpago que me intimidó sacudiéndome hasta la médula. Esta noche no es la mejor, me dije, porque nada asomaba a mi mente cuando ya llevaba tiempo persiguiendo cualquier cosa semejante a una historia. Ellas no son mercancías de supermercado, jamás fueron oferta en góndola alguna, sino un viaje desconocido por las venas más borrascosas que supimos conseguir.  
Camino el sendero solitario que no se adonde me lleva, aunque sienta pesado el equipaje de la vida que me asiste. Han sido muchos los días,  traducidos en años, en ansias, en sueños o deudas espirituales. La sabiduría es patrimonio ajeno, un tesoro que no pasa por mi lado,  pero se que el puente que voy cruzando todavía se sostiene a sí mismo, yo he apuntalado sus maderas.                                                               (Texto e imagen de José López Romero) 

1 comentario:

  1. hola jose!!! enviame privado asi te paso la dire de mi nueva casa : melisafranco@live.com.ar
    Abrzos

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