Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

sábado, 27 de julio de 2013

bachuchines

Empecinado con el niño de mi sangre, lo miro crecer, percibo su personalidad, las cosas que acepta y las que deja de lado. Su mundo tiene muchas figuras y colores, lo que va creando con rayones que dicen algo en su idioma, que aún no se lee como el nuestro. 
Guitarras, sonajas y tambores, autos, camiones, rompecabezas y un montón de papeles conforman el escenario de la vida que va haciendo a su modo. 
El "Fu", que no es otro que Mickey significa su aliado más común, también las herramientas de Manny pero, más allá de los chiches nuevos, mi pibito encuentra en objetos de treinta años, los juguetes de mis tres hijos, uno de ellos su padre, un solaz atrayente y eso me alegra.
Me pone a pensar que los niños son capaces por sí mismos de poner valor en aquello que a los mayores nos parece insignificante, y nos equivocamos cada día o ellos nos enseñan. 
Cuánto daría por un concierto de mentalidades acompañadas por lo cotidiano que no trasciende por su precio, sino por el sentido de lo práctico.
La modernidad no nace bebes distintos o evolucionados desde el vientre de su madre, todo lo adicional tiene que ver con nosotros y una identidad de mercado.
Dejemos que escondan bachuchines en su ropa y tesoros secretos debajo de la mesada. 
Que su desorden difiera con el que proponemos a diario, aunque choquen entre si por el egoísmo que proponemos desde un amor excesivamente proteccionista .
Un día saldrán a la vorágine loca de la realidad con otros argumentos y será justo.  
                                                                        Gráfica y texto de José Lópes Romero

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