Los ángeles muertos y los viejos cuerdos son hilos de viento y azules de cielo. La magia que veo, el sol que yo quiero, los besos sin precio, mi alma y documento.

viernes, 28 de noviembre de 2014

sin color

Suele decirse que las imágenes hablan o que el beso del viento es caricia de dios y doy crédito de verdad a tales expresiones. 
Las diferencias aproximan o alejan, escuché otra vez, y hay mucho de cierto en ello, también. Pensé en la postal de la foto que adjunto y su significado de epidermis distintas que no desentrañaré jamás, y en realidad no debería importarme, lo sé.
Contemplo aquél instante que guardé en mi cámara como otros que llevo en la memoria, y mi emoción revive. Siento presente aún, en medio de la multitud interior de la gran catedral en la colina de Montmartre, el recogimiento de aquella persona que supuse de Senegal, con sus manos fuertemente unidas y sus párpados apretados como esperando que la luz más pura entre en su humilde morada. 
Mi deseo fue que el privilegio de su pedido le fuera concedido.
El cantaba con unción mientras yo chapurreaba la melodía en mi ignorancia del idioma francés, y por los costados de la nave central la caravana de turistas no daba silencio ni respeto para las meditaciones de otros. 
Yo no era ajeno a la insensibilidad que describo y me distraía en cavilaciones egoístas. Al finalizar la celebración decidí el abrazo con este hombre que envuelto en la misma sensación aceptó el gesto ofrecido con evidente sorpresa. 
Y fuimos humanos sinceros entre tanto desencuentro sellando el momento en una sonrisa espontánea que se perderá en el tiempo, quién puede saberlo.
Lo raro ni lo importante o vital no es el color que envuelve nuestros sentidos, nuestras ideas o lo que tengamos dentro de este "paquete" que a veces nos define mal o bien.
Somos lo que pensamos y hacemos, nada más, simplemente eso.
                                                                                                                                                                                                                                      Gráfica y texto de José Löpez Romero

     

4 comentarios:

  1. Nuevamente leo este texto tuyo y te observo siempre con una humanidad inmensa caminando dentro de tu corazón. Un corazón urbano que camina por la vida dejando huellas profundas incluso en esta orilla. Te quiero amigo mío
    Un abrazo inmenso
    mj

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  2. Encantada de volvernos a cruzar por estos caminos. Feliz año para ti y los tuyos. Abrazos isleños.

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  3. Me gusta como cuentas las historias, José, lo que más importa es que lleguen al lector.
    Te dejo un fuerte abrazo y espero que tengas un 2015 maravilloso... con un nuevo nieto, ¿no?
    HD

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    Respuestas
    1. Sí, Paulina es la segunda en el escalafón, jaj, el primero es Maxi y ya tiene 4 años. Solo quiero conocer el hijo que Pablo y Anne, en Plerin, nos regalen, y estará el círculo completo. Gracias por tu atención, amigo. Me gusta lo que haces.

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