¿Por qué debo decirlo?, lo que está allí me pertenece o es del viento, del cielo o de un mago de tres mangos con cincuenta. Está bien guardado y ya no podría encontrarlo, lo sé, los vericuetos de la trama dicen cosas misteriosas, las dejan entrever pero las mantienen veladamente secretas. Ojos agudos y despiertos, inteligentes o vagabundos podrían descubrir el punto. Es un soplo magnético que se traslada por los filos de cada color. Del oscuro a los claros y de vuelta a los tejidos confusos, como una marioneta descalza bailando en los profundos huecos del cándido espacio. Algo así era; lo pensé una vez y quedó suspendido en un trillón de neuronas deshilachadas, no recuerdo bien. Tal vez no vale la pena hallar algo, tampoco intentarlo. Es el súmmum de la boludéz. Creo que por eso dejé la ventana abierta y lo dejé escapar, a eso que no sé qué era, seguro que no hay nada y es mejor así, no te parece? (JLR)
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