miércoles, 19 de julio de 2017
letanía urbana de invierno
Siempre dejé brillar la parte que me tocó de la vida y un poco mas.
Aún no he terminado el trabajo y suena el teléfono, todos tenemos cables sueltos.
Las precarias notas de mi guitarra no contaminan,
no quiero probar nada y solo divago, ¿es legal?
Los discursos son un atajo, a veces no los escucho, mantengo cerrado el cesto de la basura.
Las montañas están llenas de aves potenciales suicidas al borde del encanto de un sueño sin semillas.
A lo lejos mi corazón respira y canta
los campos siguen alimentando tonos verdes.
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Hola José.Gracias por su visita.
ResponderEliminarSerá cuestión de volver a escribir en los blogs, creo que el facebook tiene un poco la culpa y también la falta de tiempo.
Saludos cordiales, Montserrat
bello tu texto lleno de nostalgia de una vida
ResponderEliminares así...
ResponderEliminarTodos tenemos cables sueltos...
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