jueves, 29 de mayo de 2008
romance de lila y viento
Bernardita apuraba el paso para entrar a su casa sin ser vista. La puerta quedaba entornada en complicidad, por su horfandad de llaves propias.
Bernardita era sus propios poemas con amaneceres y besos, eclosión de luces y sombras que danzaban en su cabeza.
Decía que los otoños no le dejaban letra y en actitud hostil hacía que la estación pasara inadvertida por sus días.
Apenas vivía mientras desechaba de su memoria el dorado de las hojas agónicas, previas al invierno que dejaba ausente en su calendario. Así lo decía, mientras inventaba un caprichoso misterio a su gusto, para ignorar epitafios y abismos oscuros que no eran para ella.
Bernardita de ventanas cerradas, cabello largo, pies descalzos recorriendo a tientas su habitación de tinieblas y hogar encendido, acumulando sueños de veranos en los vértices profundos de su almohada bordada de primaveras.
En las esquinas los árboles dibujaban un romance de lila y viento que repetían los cristales del centro habitados por sus muñecos de yeso y modas. Una mesa y dos corazones grabados a fuego ataban su fidelidad de sorprender madrugadas sin solemnidades. Ochava oscura de tacones en la mano, falda breve, labios apurados y caricias furtivas, cuentos íntimos que apenas pudo escribir en su libro de familia con rasgos tradicionales y casona residencial de cuatro plantas.
Bernardita se marchó de su casa acompañada de reproches y un latido que ya no era sorpresivo en su vientre. Quedaron inconclusos los finales del colegio en una carpeta desteñida, despedazada escaleras abajo en la discusión despiadada. El tibio sol de abril alejado de su aprecio, le plantó lágrimas que no hubiera querido en sus pestañas. Enjugó la primera angustia que resbaló por el pasamanos de bajar tantas veces hacia su calle y luego caminó apurada. Antes de abordar el colectivo volvió la mirada a lo alto, pero no había señales visibles para su prematura soledad.
Estaba en medio de voces que no entendía, cuando el calor de una mano inesperada apretó la suya. Aquella sonrisa la sustrajo del inusitado miedo y aceptó que debía liberarse de una historia que ella misma escribiera. El beso en su mejilla levemente húmeda le devolvió la calma y aclaró un poco su mente. Miró atrás por la ventanilla y sintió el rencor absurdo que portaba. Repasó en su memoria el número telefónico que fuera su salvoconducto mil y una veces, pensó, iba al encuentro de su propio destino y quería hacerlo sin tanto olvido. Ahora si, muy lentamente, sus delirios juveniles comenzaron a desvanecerse y a tomar distancia para siempre. Aun se resistía, pero la tristeza sin pedir permiso, rondaba sus ojos. (JLR)
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- hay soledades premturas?,creo que si, que siempre va a llegar sin pedir permisos. Lacera los sentidos. Le tengo tanto miedo...
ResponderEliminarEscucho a María Callas de fondo, es casualidad, pero le pone un toque de lujo a este relato impecable que exige muchas lecturas reposadas, lleno de evocaciones y matices.
ResponderEliminarEres un narrador excepcional.
No sabe Bernadita lo que se pierde ignorando el otoño. Como melancólica que soy, es mi estación favorita.
¿Tiene Pablo colgada su música por la red? Si es así, mándame el link.
Un placer, volveré a disfrutar de nuevo de este romance de lila y viento.
Un abrazo, José
Bellisimo texto jose,cada oracion soporte de emociones me recuerda vida... como siempre es un placer visitarlo!
ResponderEliminarsaludos,
La U.
Es maravilloso leer tus textos Josè. La música en ellos acompaña siempre. No soy persona de andar ponderando hombres porque sí, pero debés de ser muy especial. Te agradezco ´tus palabras y tu corazón más que urbano. Un abrazo enorme. Merci
ResponderEliminarMientras misteriosamente llegué a tu web, mientras ignoraba que hallaría un escritor santafesino , mientras
ResponderEliminarlos árboles lloran sus hojas , una tibieza me envolvió al leerte
qué bueno poder leer cosas tan cálidas
ResponderEliminaren estos días tan grises :)
Una manera muy bella de contar algo que pasó y sigue pasando en tantas ocasiones.
ResponderEliminarLa vida cambia de repente y se convierte en un ladrón de felicidades pendientes.Buen texto,José.Un abrazo.
Cuantas felicitaciones y admiración José. Yo haría lo mismo, pero salí de las entrañas de tu Bernardita.
ResponderEliminarGracias por tu visita; nos estaremos leyendo.
José. Amé a Bernardita en la primera palabra.
ResponderEliminarHermoso. ¡Cómo me hubiera gustado conocerla!
Santa Fe. Esperanza. En una oportuinidad, para elfestejo del campanario, envié un cuento, que no tuvo ni premio ni mención, porque supongo que debieron haber mucho mejores.
El tema me interesó y exploré todo lo que pude y le dí mi estilo. Y me gustó también toda la historia de la ciudad y su carrillón.
Vuelvo a Bernardita.
Precioso el cuento.
Un abrazo
Sonia
la orfandad es un arrebato
ResponderEliminartan injusto que no se pagará
ni con tiempo ni con vida,jamás!
♥♥♥besos♥♥♥,bello muy bello!
Hola José, gracias a tu entrada en mi blog, me vengo arrastrando al tuyo
ResponderEliminarAcabo de leer tu primer post, no te digo que escribes bien pq lo sabes
Pero, dónde está mi beso?
Quién me dará ese beso que tanto quiero?
Ojalá yo también lo encuentre
Gracias por escribir
Con tu permiso, me quedo un ratito
un muakkkkkkkk
Muchas gracias por tu visita a mi blog. Precioso cuento este de Bernardita. Seguiré leyendo tus historias. Un saludo.
ResponderEliminarBellísimo!!!En esta tarde otoñal el lila invadió mi habitación.
ResponderEliminara veces pienso
ResponderEliminarque este valor
que poseo,y este
modo tan terco
de eternizar lo
bueno,no serían
míos de no ser
yo huérfana...
Cuando la vida
va regalando
creo que no
valoramos de
igual manera...
♥♥♥besos♥♥♥
Bernardita no tiene edad, ni tiempo.
ResponderEliminarEs una mujer que creo está enmuchas de nosotras.
Esa cosa emotiva que nos hace doler cuando no debiera doler.
Bello cuento
Hola amigoooooooo !!!
ResponderEliminarFelíz día !!!
Te dejo un abrazo grande...espero que estes bien y disfrutes del día...
Mel.-
¡Dios mío! me vi totalmente reflejada en su relato, no sé si fue la forma de relatarlo, o no sé que fue, pero....
ResponderEliminarMis saludos.
Hablas de la nostalgia con tanta claridad que me dejas admirada, Bernardita la personifica. Más que la tristeza es nostalgia, por veranos venideros o pasados. Digo, como no acepta los otoños...
ResponderEliminarEs un gusto leerte, José.
Visitarte será en mí costumbre.
Alicia
MARAVILLOSAS TUS LETRAS, HAY TANTA CALIDEZ EN ELLAS QUE ME GUSTA ESE SENTIR,,,
ResponderEliminarLA SOLEDAD ME GUSTA ME HACE PENSAR,,,
ABRAZOS,,,
p/d: soy Venezolana, pero me gusta esa musica y cada cierto tiempo la cambio,,,
emotivo y bellísimo relato, cuentas de forma despiadada y dulce a la vez, entreabriendo las duras realidades con destellos de poesía...
ResponderEliminar'Bernardita era sus propios poemas con amaneceres y besos'... he leído muchas veces esta frase...
un abrazo
Querido Blogger
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Atento saludo
NPB-Team
Una delicia del título a la firma.
ResponderEliminarhola jose te escribo este mensaje aunque no se mucho de poesia o esas cosas jajajaj , pero se lee interesante, yo me crie a las piñas pero tanvien leeo vastante de un poco de todo, te mando un saludo grande y saves que te aprecio a pesar se tu gordura jajajajaj era una jodita amigo . un abrazo de osos
ResponderEliminarmario edgardo matthysse
trelew chubut
Mario es un dilecto amigo criado en el deporte de los puños y padre de dos boxeadores internacionales. Walter y Lucas. Su buen humor congenia perfectamente con el mío, cosa que le comento cada vez que nos encontramos en el chat. Hemos hablado personalmente una vez en nuestra ciudad de origen, ya que él vive en Trelew pero, teclado mediante en un toque abrimos el alma y disparatamos a corazón abierto. Lo que no sabe es que la bici y las caminatas hacen bien, por lo menos a mí, a él todavía le falta "training". ¡Gracias amigo!
ResponderEliminarHuy.. que decirte..
ResponderEliminarQue me ha encantado este texto tan tierno.. me he dejado llevar por cada momento.. y he terminado de leerla con un gusto bueno en los labios.. ya que estos sonreian..
que bueno..
me ha gustado..
abrazos.