La araña y su riesgo de red, hermosa imagen de "capo laboro". La ví y quise fuera protagonista o acompañante de mis palabras que no saben hacia dónde ir pues hubiera sido lo mismo poner un escarabajo o una chinche verde.
Sé que me repito y pienso que es debido a que no queda demasiado hilo en el carretel, y quiero decir ideas, aire fresco para darme un vuelo aunque sea frágil, sencillo y espiritualmente diatónico. No tengo un disparador que me lance hacia una dirección determinada, cuando escuché de pequeño que eso es importante o fundamental para vivir. Puede que lo sea y no discuto a los que saben, yo apenas balbuceo mis corazonadas que me han traído hasta aquí y llevado a tantos lugares. Me gusta respirar y en ello soy exitoso, lo hago constantemente y no debo parar, jaj, me atrapa esta "burrada" al decir cosas a tontas y locas, según el viejo refranero popular.
No quiero distraer el espacio y dejo que el silencio haga su efecto. Es difícil ordenar unos párrafos que no están ataviados con inteligencia, eso es para otros que en el mundo diagraman infinidad de salud mental, contrapuestos a las semillas de espinas que desfloran inocentes y microscópicas células.
La araña ha dado su tono trágico, es como si me hubiera picado pero nada de eso sucedió. Suena un timbre y presiento melodías de manos honestas, si es posible todavía soñar en fantasías que coronen el alma o apenitas el corazón que siempre espera porque alguien así lo dispuso.
José López Romero
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